domingo, 23 de mayo de 2021

lunes, 3 de mayo de 2021

SEGUNDO BORRADOR AUDIOVISUAL

 


TP # 2: La producción/realización y su relación con las ideas, el guión y la puesta en escena

1- Análisis de la producción y realización de Cuatreros (2016) de Albertina Carri.

 

Cuatreros es una película de la directora argentina Albertina Carri. Podemos decir que se trata de una película que pivotea (o juega) entre el documental y el cine ensayo; que utiliza fragmentos biográficos para componer una, en palabras de la misma directora, anti-autobiografía. María Belén Contreras sintetiza la obra del siguiente modo: “El largometraje Cuatreros (2016) de Albertina Carri es un ensayo fílmico que, a manera de pretexto, dirige sus interrogantes hacia la vida de Isidro Velázquez, héroe popular considerado el último gauchillo alzado en Argentina. La idea, que en la voz de la directora se anuncia fallida, consistía en filmar una película sobre el personaje que fue, además, protagonista de un libro sociológico escrito por su padre asesinado. Abandonado el proyecto inicial, Carri monta un documental de múltiples y entrelazados hilos temáticos: el mencionado intento de filmar la historia de Velázquez; el viaje para la recuperación de una película llamada Los Velázquez ─cinta militante desaparecida, de la que se conserva sólo un fragmento del guión─; la historia argentina de recursiva violencia y represión institucional; y, por último, la historia familiar de la directora que se desliza entre sus posiciones de hija y de madre”.[1]

Es una obra compleja y extensa de analizar. Por esto, intentaremos puntualizar algunas características que nos interesan, desde el punto de vista de la producción y la estética cinematográfica. Elegimos esta película porque el trabajo de producción/realización que implica nos resulta significativo por distintos motivos, en relación a nuestro propio proyecto. Si tuviéramos que comenzar por alguno, podríamos decir que - de manera general - entendemos que existe un vínculo con nuestro proyecto por el trabajo meta-ficticio sobre “la verdad” y “la memoria”, que enlaza lo íntimo/personal a lo colectivo. Cuando decimos meta-ficticio nos referimos al componente reflexivo que puede respirarse a lo largo del film y que sirve para organizarlo y para poner en cuestión la forma misma de la narración en tanto narración, para tensar lo que las imágenes pueden decir. Al mismo tiempo, se vuelve elástico el limite que divide “lo documental” (como equiparación del concepto de real/verdad) de “lo ficcional” (asociado al mito, la mentira o la falsificación). No hay una voluntad documental - en tanto asociación realista/verificante - en el trabajo con las imágenes que el largometraje propone. Tampoco hay un uso ilustrativo de las imágenes para con la voz en off. Lo que hay es un diálogo, con momentos de desencuentro, de encuentro, de yuxtaposición, de relevo, de crítica.

En relación a lo mencionado como el enlace que se produce en la obra entre lo íntimo/personal y lo colectivo, nos interesa particularmente cómo el trabajo de esta directora tiende a crear un puente entre la historia personal, las vicisitudes íntimas, los conflictos subjetivos y la historia colectiva. En este sentido, los fragmentos de una biografía se transforman en materiales disponibles para la construcción de una narración que no intenta espectacularizar o señalizar un yo externo a la obra, sino que busca -a través de esos materiales biográficos- transformar la memoria en relato. Esto con la intención de politizar esa memoria, volverla un material posible de ser discutido, defendido o cuestionado.

Por otro lado, el recorrido de la película se vertebra a partir de una serie de desapariciones o ausencias, que ocupan un lugar dentro del film pero que nunca llegan a aparecer más que como fantasmas, como preguntas-brújula o huellas de una falta: los padres, la figura de Isidro Velázquez, la película perdida, la película propia (que nunca llega a realizar) sobre la figura de Velázquez, el concepto de familia. En la búsqueda de estos fantasmas está el motor de la película. Incluso, aunque nunca se encuentre una respuesta a las preguntas planteadas, que motivan el movimiento. Como dice la directora en una entrevista: “La trama parece que siempre tiene que ser algo que resuelva, ¿y qué pasa si no son cosas que se resuelven? (...) No busco una verdad, porque una de las cosas que pienso es que, si yo lo entendí y fui capaz de entenderlo, es porque estaba entre nosotros. Y si ya estaba ahí, entre nosotros, ¿para qué lo voy a contar? Porque si yo lo entendí, lo entendieron los demás. Lo vimos. Entonces, lo que siempre cuento es aquello que no comprendo. Y creo que eso es un poco lo que sucede con Cuatreros. Hay algo de lo no comprendido que es lo que narra. Y esa confesión y posibilidad de entregarse a esa no comprensión es una invitación para los demás. Eso, para mí, es el cine como experiencia”[2].

Las imágenes tienen la capacidad de trascender el tiempo, el pensamiento y la intencionalidad de quienes la realizaron, esa es su potencia. Como dice Godard, en la historia de la humanidad hay muchas imágenes que no existen, momentos de los cuales no tenemos ningún registro. ¿Cómo podemos hacer para ver lo invisible de la Historia? En la película de Carri, todas las imágenes están rodeadas de un mundo, tejiendo un antes y un después que se enredan de forma permanente. Por las características estéticas y materiales, el trabajo con y sobre el material de archivo es fundamental. Pero este no se organiza a partir de una lógica cronológica, valga la redundancia. No están ordenadas en base a un tiempo que pueda, ni quiera, ser precisado. Es por esto que decimos que los tiempos de las distintas imágenes (los tiempos en que fueron producidas y los tiempos a los que remiten) se entreveran constantemente en la narración.

La puesta en forma, por otro lado, rompe la pantalla única y multiplica el punto de vista. La voz única se vuelve múltiple y multiplicadora, sobre un relato que también empieza a proponer diversas líneas y secuencias de narraciones, espacios, personajes, que no se organizan necesariamente a partir de la idea de progresión narrativa sino, más bien, de relevo. Por otro lado, el archivo es diverso también. Porque hablar de material de archivo es nombrar una generalidad que unifica: libros, fotografías, dibujos, pinturas, registros sonoros, películas familiares, imágenes televisivas, imágenes cinematográficas, materiales de circulación estatal y educativa. Toda esta variedad de materiales da una nueva dimensión y posibilidad a la representación de la creación de una subjetividad particular del pueblo argentino. En Cuatreros se piensa el archivo como un cuerpo. Cuerpo de imágenes y construcción de un territorio imaginario.

En relación al modo de producción, el largometraje de Carri implicó un extenso trabajo de investigación sobre material de archivo. La cartografía, en relación a este trabajo, que traza - a posteriori - la misma directora es la siguiente: la búsqueda se orientó a material fílmico de los años ’60, ’70 y ’80; procedente de Chaco, Buenos Aires y Cuba. Estas primeras coordenadas sirvieron como mojones para señalizar el camino que tomaría la deriva de la excursión. La búsqueda en las imágenes va más allá del imaginario de la época o del mero registro de la misma. Es un rastreo de cómo se llega a ciertos eventos históricos, cómo se llega a una dictadura, cómo se llega a la desaparición forzada de personas, cómo se llega a un genocidio.

En relación a este trabajo con los documentos-imágenes, nos parece interesante el trabajo de la película sobre una búsqueda que no termina de resolverse más que en el movimiento exploratorio mismo, en la pregunta desplegada como ruta. No hay una conclusión o una certeza que se comparte y a la que se llega, sino una invitación a bucear en la incertidumbre y el paisaje que esa incertidumbre posibilita. Como si pudiésemos nadar dentro de un pensamiento espiralado. Las imágenes son una representación, que no solo se representa a sí misma, sino que representa o da cuenta de un mundo. En el largometraje de Carri, se cargan de mundo. Si analizamos su lado ensayístico, como una modalidad particular del documental, podemos decir que las imágenes se articulan de forma tal que hacen visibles las huellas de un proceso de pensamiento. El pensamiento se vuelve imagen.

 

 

2- Ideas de producción/realización de nuestro proyecto: Fragmentos para una excursión.

 

            En relación a nuestro proyecto, también consideramos fundamental la búsqueda y la investigación sobre materiales de archivos y documentos. En primer lugar, hemos considerado nuestros documentos familiares. En ambos casos, sólo contamos con un grupo reducido de fotografías, en distintos estados de conservación y de distintas épocas. Si bien, el primer material con el que contamos es nuestro relato autobiográfico y nuestras historias familiares (aquellas que podemos confirmar y aquellas que forman un acervo casi mítico de nuestras propias familias), no nos interesan en tanto narración del yo sino como posible campo de expansión en que el que podamos intersectar lo personal con lo colectivo. El punto en el que nuestras historias personales son fragmentos del mosaico que compone la historia colectiva. De esa forma, también son un modo de acceso para entender o preguntarnos por esa historia colectiva que aún se mantiene silente.

            Lo que nos interesa de nuestro archivo familiar es la historia de las ausencias que ese archivo reducido encarna. El límite de relato que muestran. La ausencia y el silencio que nosotros emparentamos con el silenciamiento político con el que se aplastó a los pueblos indígenas que habitaron, y habitan, el actual territorio argentino. Nos preguntamos por la posibilidad de establecer una filiación, de extender la línea de nuestras historias familiares más allá de la oscuridad del olvido, como un modo de emparentarnos con esos pueblos que fueron víctimas del primer genocidio argentino: el genocidio fundante de nuestro país y, por ende, de nuestra identidad. Somos un pueblo, o un conjunto de pueblos, unidos bajo la figura de lo que se desapareció.

            Nuestra investigación está integrada por elementos que corresponden de manera directa a nuestra historia personal: anécdotas, recuerdos, sonoridades, correspondencia familiar, imágenes de distintos soportes con diferentes estados de conservación. También hay una serie de otros documentos/textos que hemos ido sumando al proyecto, como es el caso del libro de Lucio Mansilla Excursión a los indios Ranqueles; las investigaciones arqueológicas de la Dra. Virginia Salerno respecto de los pueblos originarios y sus problemáticas en el presente; los poemas de Liliana Ancalao, escritora Mapuche que retrata y evoca el transito íntimo de la lucha por la construcción identitaria arrasada.

               El sonido explora desde la textura y la información esa memoria que se va revelando mediante estos elementos dispersos y desiguales, los cuales van cobrando sentidos abiertos, redescubriendo en restos de nuestro pasado individual ese intersticio de la Historia. El espacio pequeño entre dos cuerpos o entre dos partes de un mismo cuerpo. Sin dejar de poner en evidencia que esa zona, es un territorio para la excursión que está a su vez generado y mediado como dispositivo, por otra serie de materialidades y derivas técnicas que posibilitan y sostienen la imagen/sonido en tanto tecnología-mecanismo de captura, reproducción, de transformación y almacenamiento físico y/o virtual.

             Nuestra investigación se centra también en una multiplicidad de historias, partiendo de nosotres mismes y la variedad de soportes e imágenes, en general, que puedan corresponder o llevar adelante este relato fragmentado sobre un determinado pasado en el que confluyen o del que parten lo personal y lo colectivo. Es por esto que vinculamos el trabajo a la forma de lo ensayístico. No es la búsqueda de una verdad la que nos motiva, sino el ejercicio de darle espacio a las preguntas.

          Por esta razón, también abordamos la idea de multiplicación de puntos de vista y fragmentariedad en el relato. Nuestra primera intuición fue empezar a construir la obra desde pequeñas astillas que vamos viendo cómo se enlazan, desde lo narrativo y desde lo estético. Vamos descubriendo el camino que esos fragmentos posibilitan y nos hacen visibles.



[1] Contreras, M. B. (2019). Estética y ética del fragmento en Cuatreros (2016) de Albertina Carri. Comunicación y Medios, (39), 124-134.

[2] Espacio. Diálogos Albertina Carri, Universidad del Cine.

(Disponible el 2/05/2021) https://www.youtube.com/watch?v=35CxPxMlqrw