martes, 10 de agosto de 2021

CORRECCIÓN POS DEVOLUCIÓN PARCIAL

 


En la última devolución que tuvimos - pero también en anteriores devoluciones - nos marcaron lo sinuoso que se vuelve nuestro audiovisual en cuanto a los intereses que despliega. Parece abrir continuamente y, en vez de cerrar o consolidar, deambula zonas vinculadas al relato biográfico y autobiográfico pero sin llegar a un punto. ¿Dónde está el brillo particular de lo que estamos queriendo narrar? ¿Cuál es la historia familiar que se cuenta? ¿Desde dónde se cuenta? ¿Por dónde pasa en esta película el trabajo con lo familiar (en tanto universo y en tanto género cinematográfico)?

Hasta ahora, nuestro interés estaba en establecer un cruce entre la historia familiar de Miguel y la de Alejandro. En la primera, puntualizando sobre cómo los movimientos migratorios parecieron constituir una identidad a contrapelo de la mayoritaria; una suerte de identidad en la errancia: no ser de ningún lado y ser de todos. En la segunda, encontrábamos el “problema” del silencio y la ausencia de registro a la hora de querer hablar de la historia familiar. Casi como si ese manto oscuro sobre el pasado de la familia, en vez de hacer desistir o generar desinterés, produjera una fascinación en lo que parece - en principio - imposible. Al mismo tiempo, esa presencia opaca también posibilita la aparición de la fantasía y la falsificación como procedimientos para narrarse. Tal vez, en mayor medida de la que lo hace la memoria en sí misma.

Todos estos intereses, a su vez, queríamos conectarlos con la cuestión indígena en nuestro país. Una historia colectiva marcada por el exterminio, la ausencia y el silenciamiento. Ambos, desde distintos lugares, nos sentimos atraídos por la pregunta por la ancestralidad y la pregunta por ese mutismo que parece sostenerse en relación a los pueblos que fueron violentamente masacrados para crear el Estado argentino. Nuevamente, muchos caminos, muchos intereses que no terminan de cuajar o cristalizar en una imagen precisa.

Para empezar a abordar esto elegimos la forma del ensayo. Trabajamos con materiales de archivo, propios y ajenos, y los vinculamos con voces off que, a lo largo de esta primera parte, tomaron distintas formas. Bocetamos una forma que se parecía a un relevo de voces, un diálogo, un ping-pong. A partir de improvisar algunos cruces de imágenes, sonidos, anécdotas, intentamos rondar sobre los nuestros intereses, que eran por momentos imprecisos y parecían multiplicarse.

A partir de este recorrido y de la devolución que mencionamos al principio, decidimos realizar un cambio en el proyecto: en vez de trabajar sobre nuestras historias personales con el registro del cine ensayo o el cine familiar, consideramos que nos sería mejor construir un personaje (a partir de los interese que fuimos compartiendo hasta ahora). La opción del falso documental (un poco con la línea estética y formal que venimos manejando, pero con la posibilidad de establecer una distancia ficcional sobre nuestros materiales biográficos) nos parece más viable. En principio, porque ese personaje nos permitirá hacer que confluyan aspectos que rescatábamos de nuestras biografías, pero aunándolas en un solo centro narrativo. Por otro lado, nunca fue la verdad de nuestras historias (o la de nuestras familias) lo que quisimos trabajar. En este sentido, lo ficcional nos ayudará a no estar atados a esa “voluntad de verdad”. También, desde la ficción, la fantasía y la falsificación se nos hacen mucho más enriquecedoras.

Por esto, de acá a fin de año planificamos reformular el proyecto sobre la base de lo que ya vinimos trabajando. No para empezar de cero y construir otra cosa. Los mismos intereses, tal vez los mismos materiales, pero ahora enlazados a partir de la puesta en escena de una historia inventada que sea el reflejo de lo que queremos contar. Para ello, nos contactamos con un artista y performer que encarnará este personaje mencionado. Lo que pretendemos es construir una historia personal y familiar falsa, a partir de los materiales biográficos de los tres. El punto central será el enigma sobre la ancestralidad indígena de este personaje y la figura de unx posible ancestrx chamán. Esta figura es la que motoriza la obra particular de este performer. Haremos referencia al trabajo real de Marcelo (el actor) pero en un marco ficcionalizado. Desde ciertos puntos reales trazaremos líneas de fantasía que enlacen su figura con la de estx ancestrx chamán. En el anexo les compartimos una referencia histórica que nos interesa trabajar para construir esta suerte de familiaridad torcida.  

Una posible sinopsis de esta búsqueda podría ser:

Sinopsis

Marcelo entra a una casa de compra y venta. Le pregunta a quien lo atiende por una càmara mini VHS. Le muestra un cassette de mini VHS y le dice que la necesita para poder verlo y realizar una performance artistica. Marcelo sale de la casa de compra y venta.

Marcelo camina por la calle. Se sube a un container. Encuentra entre la basura una càmara VHS.

Marcelo es artiste perfmormer y está en la casa de un amigo que va a ayudarlo a conectar la cámara. Le muestra una caja con fotos y un cassette mini VHS. Le cuenta que esas son las únicas imágenes de video que tiene de su familia. En el cassette no sabe qué hay. Lo heredó de su padre. Marcelo, Alejandro y Miguel conectan la cámara al televisor y reproducen el casette: es el registro de una especie de ritual o ceremonia mapuche. Marcelo dice desconocer el origen y la historia de esa grabación, pero reconoce a su abuela entre las personas que aparecen.

Marcelo usa la cámara de VHS para explorar las fotografías de su familia, desparramadas sobre la mesa. Cuenta la historia de su familia. Sus padres, sus abuelos.

Cierre performático: sintetiza las dudas y las historias contadas, por medio de una expresión mas integral, totalizante, proyectar las imágenes afuera del dispositivo, liberarlas, sobre la piel, llenarse visualmente de esas memorias, hacerlas su presente. No la resuelve como un saber concreto o una certeza.



ANEXO


-          “El hombre-mujer descubierto en Viedma”, Caras y Caretas, 17 de mayo de 1902.

 “Ha sido detenido en Viedma, capital del Río Negro como infractor a la ley de enrolamiento, un sujeto indígena que vestía de mujer y servía como madrina en los bautismos, siendo muy obsequiado por los vecinos de aquellos lejanos lugares. En dichas apartadas regiones de nuestro país, en que son escasas las mujeres, es industria provechosa apadrinar niños en la pila bautismal. En la colonia General Frías, donde desde hace muchos años está radicado el sujeto juntamente con sus padres, era público y notorio que, á pesar de sus ropas de mujer se trataba de un hombre; pero como la original dama no causaba daño ni perjuicio, siendo una persona honesta, trabajadora y habilísima en tejidos, bordados y otras labores femeninas, nadie observó nunca su singular manía de disfrazar su sexo. El sujeto, vestido de hombre es un hombre y vestido de mujer es una mujer: esto es innegable. Presa la dama por infracción á la ley de enrolamiento, fué reconocida en la cárcel de Viedma por el doctor César Fausone, médico de la Gobernación del Río Negro, y según su informe se trata de un caso de «inversión sexual, con anestesia congénita.”


 Extraído de: Gorza, Anabella y Valobra, Adriana (eds.) (2018), Géneros y derechos. Una propuesta para el aula de Ciencias SocialesLa Plata: Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.


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